domingo, 13 de noviembre de 2011

Beethoven y yo

Todo hombre es capaz de amar, algunos no lo ejercen, otros lo hacen a su modo y se le desvía en el camino, y están aquellos que corren con la dicha de tenerlo.


Hay un hombre al que todos miran mal, hombre de pocos amigos pero de muchos conocidos, su físico es como el sabor del limón, una proyección amarga, visible para muchos invisible para una sola persona.

¿Por qué el afán de ponerle música a aquellas letras de ese filósofo alemán y máximo exponente del idealismo y de la tendencia romántica alemana?

¿Aquel hombre era capaz de sentir? ¿Puede él tener buenos sentimientos?

El ser humano no penetra con la mirada los sentimientos del hermano, la flojera de no investigar y analizar es la prioridad, se creen adivinos y que han dado el tiro al blanco con su respuesta. Mientras que ese hombre se hunde de noche y flota de día, así como yo. Solo qué todas las mañanas y durante el día mantengo una sonrisa y una alegría que me aleja del daño, en recuerdo de años que todas las noches y durante la madrugada me hundo en aquel mar de lágrimas y la rabia de ese recuerdo que es un soldado de la maldad hacia su prima, su familia, que como en otras épocas en medio de guerra violan a las mujeres para sentirse hombres y sentir que le han cumplido a quién dio la orden.

Ese hombre, ese hombre que descargaba su rabia y aquella sensación de engaño, traición y desconfianza, con aquellos que no tenían la culpa, pero afectaba a el responsable.

Un trauma de niño pudiese ser el reflejo de su mal carácter, pero con un brillo dentro. Identificada con estas palabras estoy y lo estaré hasta que pueda superar aquello y cambiar, y ese brillo que comparto con él, es el amor acompañado de esperanza, la base para que el brillo no se pierda.

Quizás así como me identifico con él, él pudo identificarse con aquel compositor:

"Si en tu camino sólo existe la tristeza
y el canto amargo la contenta

Si es que no encuentras la alegría
aquí en la tierra
busca hermano más allá de las estrellas."

Una tristeza, una amargura, que se podía corregir a tiempo, pero el ser humano acostumbra hacer todo a último momento cuando ya no hay mucho por hacer o ya no queda nada. Y recurre a aquella estrofa para revivir su espíritu, sentirse en paz y volver a comenzar:

mi-mi-fa-sol-sol-fa-mi-re-do-do-re-mi-re-do-do (bis)

"Escucha hermano la canción de la alegría
el canto alegre del que espera un nuevo día
ven, canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres volverán a ser hermanos."


Estoy convencida que para cada historia hay una canción, que muchos hacen suya porque comparten los sentimientos del compositor.

"Yo la amo

yo le entrego todo mi amor
es todo lo que hago
y si tu has visto mi amor
lo amarías también
yo la amo

Ella me da todo
y tiernamente
el beso que que mi amada da
ella me lo da ami
y yo la amo.

Un amor como el nuestro
nunca podrá morir
mientras tanto yo
la tenga cerca de mí

Luminosas son las estrellas
que brillan
oscuro es el cielo
sé que este amor mio
nunca morirá
y yo la amo"

Y las ausentes cartas de este siglo, eran las piezas claves de aquellos momentos que pudieron ser y no fueron.

"Amor, mi todo, adiós
oh, continúa amándome
nunca juzgues mal al más fiel de tu amado"

"Siempre tuyo, siempre mio, siempre nuestro"

"Así debe ser"
                                                                                                                                          @Adrisotog

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